Al principio de la catástrofe se es muy difícil comprender qué está sucediendo y porque todo ha pasado. Buscamos a quien culpar y no solo culpamos a nuestros cónyuges pero primeramente culpamos a Dios conscientemente o inconscientemente. Lo culpamos porque no podemos comprender como no fue capaz de detener todo el mal. En nuestra mente racionalizamos que si El es el TODOPODEROSO, porque no detuvo la infidelidad y la separación. Llegamos al punto de culpar a Dios cuando nuestro enfoque es solo nuestro dolor. El dolor nos ciega y no nos deja ver más allá de lo que sentimos. El dolor bloquea el propósito del cual fuimos creados y necesitamos tratar con el. Al principio de mi proceso sentí que todo el mundo se me venía abajo. Mi vida se llenó de dolor y de decepción. Pase por muchas cosas dolorosas en mi proceso. Me sentía
burlado, humillado, traicionado y confundido, pero la gracia y el amor de Dios me mantuvo firme reforzando mis pasos en la Verdad de la Palabra. Al principio estaba confuso sin poder comprender cómo es que la mujer que me llevó a los pies de Jesús con su transformación de carácter pudo ver caído. Una mujer que en mi opinión conocía de Dios y de Su amor. Y hasta preguntaba porque fue que Dios lo permitió. Mis emociones me llevaban a pensar cosas no agradables, y en medio de todo sentía que el Espíritu Santo me recordaba que tenía que perdonar. Perdonar a mi esposa y a todos los que se involucraron con mi esposa. En mi proceso de siete años aprendí a cultivar muchas cosas pero la más importante fue el perdonar que es parte de la muerte al yo. Comencé dia a dia, llorándole al Señor en la intimidad, tratando de comprender el porqué de las cosas, hasta que el Señor me dijo, “No te lo hacen a ti hijo, me lo hacen a mi.” Cuando reconocí que era a Él quien lastimaban,pude ver en medio de toda la confusión que el enemigo era el causante de todo por el odio que siente hacia Dios y su creación. Mi enfoque comenzó a cambiar y aprendí a perdonar más rápidamente pidiendo misericordia en vez de anhelar la venganza. El Perdonar es una decisión y no un sentimiento. Tuve que comenzar a decir en voz alta, “Los perdono Señor, Perdonalos Senor.” Entre más lo repetía, más sentía extender el perdón hasta que se hizo un estilo de vida en mi.
Cuando decides no perdonar el enemigo tiene acceso libre a !robarte todo! Dios nos dice en Isaías 43:18 que ya no recuerdes el ayer, que no pienses mas en cosas del pasado. Eso es un mandato. El no perdonar produce una raíz de amargura y por esa raíz se desarrollan las enfermedades. La obediencia de perdonar, siempre te va librar de algo.
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