Una de las preguntas más comunes es: “Mi esposo abandono nuestro hogar y esta con otra mujer y viene a menudo a ver a nuestros hijos. Cuando viene él quiere tener intimidad. ¿Me entrego a él o no?”
Nadie excepto el Señor puede decirte si debes de entregarte íntimamente a tu prodigo(a) o no. Este es un tema que como la religión y la política puede ser controversial. Dos mejor que uno, no está aquí para darte un sí o no. Nosotros solo podemos hablar de lo que dice la Palabra de Dios y lo que fue nuestra experiencia.
Yo sabía que mi esposa me estaba haciendo infiel, pero yo estaba en el proceso de amarla con todo el pecado que la acompañaba porque el Señor estaba haciendo algo muy profundo de mí ser. Soy humano y como todo ser humano toda esta situación me dolió mucho. Todo el proceso que viví fue muy doloroso pero yo sabía que yo tenía que ver a mi amada como la como la esposa restaurada que Dios me había prometido que ella seria.
En mi proceso, yo fui guiado por el Señor. El me dio saber que debería de llamarla a existencia diciéndole que era una mujer esforzada y valiente y que la amaba. Solo le decía cuando El me daba el sentir. Con mi boca guié a mi ser completo amarla tal y como ella estaba en ese momento.
Había veces que ella deseaba unirse a mí y las imágenes de su infidelidad querían dominar mi mente. Uno de los procesos difíciles era el limpiar mi mente y no permitir que esas imágenes entraran tomaran residencia en mi mente puesto que eso iba evitar que avanzara en mi proceso. Si yo hubiese permitido que eso sucediera yo siento que en mi caso hubiese caído en tentación con alguien más. He compartido anteriormente de que las oportunidades se me presentaron y la tentación llego a mi vida, pero gracias a Dios no caí en la trampa del enemigo porque cuando había la oportunidad de unirme a mi esposa, lo hice. Yo me cubría con la sangre de Jesús y todo lo que hacía lo, lo hacía caminando en fe sometiéndome a la palabra de Dios.
Este es mi experiencia y como les dicho solo el Espíritu Santo les puede guiar mano a mano en su proceso. Mi proceso no es necesariamente el proceso de alguien más. Mi proceso fue diseñado para mi avance. Génesis 50:20 Dice Vosotros pensasteis mal contra mí, mas Dios lo encaminó a bien, para hacer lo que vemos hoy, para mantener en vida a mucho pueblo. Échale un vistazo a este vídeo y estoy seguro que te ayudara.
Alfonso